Por: José Alejandro Ramírez L.
El presidente Uribe ha hecho bien en hacer pública la denuncia sobre la presencia guerrillera de las FARC en el vecino territorio del pueblo bolivariano, antes de su partida. Es precisamente en el período de los gobiernos de Uribe, en que las FARC han debido traspasar la frontera para sobrevivir, dada la presión que con éxito se ha ejercido en su contra.
El presidente Uribe ha hecho bien en hacer pública la denuncia sobre la presencia guerrillera de las FARC en el vecino territorio del pueblo bolivariano, antes de su partida. Es precisamente en el período de los gobiernos de Uribe, en que las FARC han debido traspasar la frontera para sobrevivir, dada la presión que con éxito se ha ejercido en su contra.
La estrategia de las guerrillas colombianas de sobrepasar la frontera es efectiva siempre y cuando se cuente con la deliberada cooperación de las autoridades del vecino país. Claro, ello va en contra de la ley, toda vez que existen tratados y convenios que han sido firmados por Colombia, Venezuela y Ecuador para prevenir el terrorismo y el tráfico de estupefacientes, entre otra clase de delitos (para citar solo algunos: Extradición, caracas 18 de julio de 1911, ley 26 de 1913; OEA, Convención interamericana sobre asistencia mutua en materia penal; Acuerdo bilateral de cooperación y asistencia judicial en materia penal Colombia-Venezuela; UN, Convención de las naciones unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas, Convención para prevenir y sancionar los actos de terrorismo configurados en delitos contra las personas y la extorsión conexa cuando estos tengan trascendencia internacional).
Con Ecuador, ha sido posible que estos tratados se empiecen a cumplir y empezamos a recibir noticias de una exitosa COMBIFRON Colombia-Ecuador; pero no se necesita ser muy conocedor de la Geopolítica para entender que este mecanismo no se activará con la hermana república de Venezuela.
Al denunciar Colombia la permanencia de terrorista de las FARC en el territorio del hermano país, realmente lo que hace es poner en conocimiento de todas las naciones de la tierra, la vulneración de los tratados por parte del gobierno de Venezuela, a la vez que da muestras del gran acervo probatorio o “dossier”, como ha sido llamado por los medios (Computador de alias Raúl Reyes, grabaciones tomadas por los reinsertados, etc.) La pregunta que nos estamos haciendo ahora es ¿Para qué?, ¿Cuál es el siguiente paso?. Chavez lo sabe, su reacción congelando las relaciones diplomáticas con Colombia ha sido previsible, según la prensa internacional. Pero en la escalada del conflicto, y dados los ambiguos pronunciamientos del vociferante vecino, nos hemos preguntado si el paso siguiente es el restablecimiento de las mismas (si aún existen canales diplomáticos para dirimir las diferencias) o una confrontación bélica.
El “insulzo” presidente de la OEA, ha dicho que no intermediará en esta diferencia, lo cual a todas luces es un error, toda vez que es este organismo internacional quien está llamado, por su objeto y función principal, a dirimir las diferencias de las naciones americanas. Este error no nos extraña, pues este organismo se ha mostrado insuficiente en anteriores oportunidades para tomar medidas que resuelvan los conflictos. Lo que si nos extraña que la ONU haya dicho que debemos dialogar con la vecina nación; y ello es cierto, existe un “pequeño detalle” que omite la ONU, para un diálogo se necesitan dos partes que respeten una serie de reglas, y una de ellas ha decidido romper la institucionalidad representada en los tratados internacionales, ¿qué se puede esperar de aquella?. Ni qué esperar de las funciones del encargado presidente de la UNASUR, es previsible la parcialización de este organismo dada su cercanía con el generoso Chávez.
La confrontación armada es la acción menos deseada por los pobladores de ambas naciones y ya ha expresado el presidente Uribe que nuestra capacidad militar ha sido utilizada para la confrontación armada interna, como lo demuestra la adquisición de armamento por parte de las fuerzas militares de Colombia; pero también se conoce que la asistencia militar recibida por los EEUU han servido para detener a Chávez, quien está ávido de un conflicto armado con Colombia: ha sido pronunciada y reiterada su voluntad de “defenderse” de un ataque proveniente de Colombia, ha hecho innumerables compras de armamento para un conflicto internacional, ha establecido convenios militares con naciones de denodada orientación belicista y terrorista, etc.
El mundo no le ha dado la suficiente atención a este extraño personaje. Ninguna instancia internacional se muestra partidaria de intervenir activamente en una solución que lleve a resolver el conflicto. Todos saben que Chávez alberga a los terroristas de las FARC, no necesitan los videos, grabaciones y demás; esa es la razón de que la verificación pedida por Colombia el jueves de la semana anterior no se vaya a surtir.
La actividad diplomática del gobierno Uribe se centró en conseguir apoyo de todas las naciones posibles al conflicto armado Colombiano, encontrando eco en aquellas naciones que han procedido a declarar a las guerrillas como movimientos narco-terroristas, empezando a develar la máscara de “Robin hoods” con la cual aún pretenden mostrarse (recuerden el video de los sofisticados campesinos cultivando con las ametralladoras “al cinto”). Pero, ¿es posible conseguir el apoyo de las naciones alrededor de un presidente que apoya a los grupos armados terroristas provenientes de Colombia?, sobre todo cuando dicho presidente se ha vuelto una mano generosa en el suministro de mineral tan preciado como el petróleo.
No solamente conocemos las virtudes de estratega que caracterizan a nuestro presidente electo Juan Manuel Santos, sino que aplaudimos su prudencial silencio y esperamos que pueda tomar las mejores decisiones. Ha hecho bien en designar a Maria Ángela Holguín como Ministra de Relaciones Exteriores, sabemos que existe una enorme distancia con el polémico Maduro, es un buen comienzo, la hazaña mayor está por emprenderse.
La derrota de las FARC será una estratégica combinación de Fuerza Armada y Diplomacia. Sin descuidar la primera, sin duda legado del presidente Uribe, esperamos que nuestro próximo presidente ponga su cuota en el fortalecimiento de la diplomacia Colombiana.