Son las palabras del otrora candidato presidencial Germán Vargas Lleras (24 de abril de 2018) quien aseguraba así, en plena campaña, que pasarían a la segunda vuelta en la contienda presidencial, él y Gustavo Petro. "..Algo muy grave" que afectaría, en consecuencia, las aspiraciones del candidato del uribismo, hoy Presidente electo, Iván Duque.
Y no es que el excandidato Vargas Lleras tuviera, por esa condición, propiamente el don profético, al mejor estilo "nostradamus", sino que tenía conocimiento de una acción premeditada de la cual, hasta esta semana nos enteramos: se trataba "ni más ni menos" del llamado a indagatoria del expresidente Uribe, un evento más de la judicialización de la política. 
Un violento golpe como ese, en medio de una campaña política tan importante, hubiera causado uno de dos efectos: o menguaba la candidatura de Iván Duque, repitiendo lo sucedido en otras ocasiones, y en consecuencia, como dijo el excandidato Vargas Lleras, pasaban a segunda vuelta él junto a Petro; o por el contrario, generaría la solidaridad al rededor del expresidente Uribe, consolidando la aspiración de Duque. 
Ya sabemos que la Corte no se atrevió a semejante maniobra durante las elecciones, entendiendo tal vez que la segunda de las opciones que aquí señalo, era la más probable. Y nos preguntamos entonces: con qué objeto la Corte llama a Indagatoria al expresidente Uribe -con orden de detención implícita- elegido Duque y de cara a su posesión?
Sorprende la reciente determinación de la Sala Penal de la Corte Suprema, que para el caso del expresidente Uribe, sólo se haya tomado 5 meses desde la compulsa de copias, el pasado 16 de febrero, hasta la orden de indagatoria la semana pasada, convirtiéndose en una orden de indagatoria "express", a diferencia de otros procesos contra aforados constitucionales, donde suele recurrir al argumento de la congestión so pretexto de su inacción. 
La eventual detención del expresidente Uribe la había advertido la senadora Paloma Valencia el 20 de junio, como reacción de la Corte a dos hechos: "en represalia a la victoria de Iván Duque y la propuesta de discutir la pertinencia de una sola corte superior con funciones constitucionales". 
La Sala Penal de la Corte, a través de su presidente, Luis Antonio Hernández, se quejó públicamente de lo manifestado por la senadora Paloma, ese mismo día, dejando constancia del "buen clima de entendimiento y construcción de consensos planteado por el presidente Iván Duque". 
Y este es el grave problema hoy: que el Presidente electo Iván Duque, ha querido plantear un clima de consensos, resolviendo la crispación que, por cuenta de los conflictos entre altos dignatarios del Estado, sacudió al país en días pasados. Pero la reciente acción de la Corte, no sólo   demuestra su determinación a darle trámite urgente a una compulsa de copias totalmente extraña, como la de investigar al expresidente Uribe por manipular testigos, surgida dentro del auto inhibitorio en el proceso Uirbe Vs. Cepeda, sino continuar dando espacio a un "pulso político" totalmente bizarro a través de sus estrados, como el que a través de falsos testigos le ha planteado la izquierda Colombiana al uribismo, a quien no ha logrado derrotar en las urnas. 
Para poner en contexto a los lectores, el cartel de falsos testigos ha sido denunciado por el uribismo, y tiene víctimas tan importantes como el excandidato presidencial Luis Alfredo Ramos, la designada ministra del interior, Nancy Patricia Gutierrez, el almirante Gabriel Arango Bacci, por citar algunos casos. Se trata de uno de los episodios más oscuros que ha vivido la justicia en Colombia. 
Un cartel que opera con fines delictivos, cual es manipular la justicia para destruir por esta vía a sus opositores políticos. Así, se ha valido Iván Cepeda de delincuentes con décadas de condenas, por todo tipo de delitos, a quienes seduce con dádivas y beneficios una vez rindan testimonio para incriminar en actos delictivos al presidente Uribe, a su hermano Santiago y a Luis Alfredo Ramos, como hemos visto ya, en una forma abusiva del principio de "colaboración con la justicia", cuando de lo que se trata realmente, es de manipularla con hechos fantasiosos y especulativos, cuya filtración ilegal a la prensa, da lugar al linchamiento mediático de todo un colectivo Politico. 
Pero la reacción del pueblo colombiano a esta noticia, ha generado más solidaridad con el expresidente Uribe, como puede verse en las redes, en todo tipo de cadenas y columnas en los diarios de más relevancia nacional. Y por supuesto, no me cabe duda que se generará más solidaridad con la posesión del nuevo gobierno de Iván Duque, el próximo 07 de agosto, que como bien lo han descrito varios columnistas, se ha querido afectar, aun cuando no ha empezado a gobernar. 
Si lo que pretendía esta oposición obtusa a un nuevo gobierno, a más de la cuestionable e ilegal violación a la reserva legal de los procesos judiciales, originada desde los despachos de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, es deslegitimar lo que con trabajo se ha ganado en las urnas, se habrán equivocado una vez más, porque lo que se ha obtenido, en cambio, es un cuerpo sólido de ciudadanos que, por el liderazgo político del expresidente Uribe, entre otros, eligieron un camino, un nuevo gobierno, que entre otras, clama con urgencia reformar la justicia, para que ésta llegue al ciudadano "de a pié", para recuperar la columna vertebral del Estado de Derecho, y para que cese este horrible capítulo de la judicialización de la política.